miércoles, 9 de mayo de 2007

El principio del fin


A mi forma de entender con la XX dinastía se cierra la ultima época de esplendor puramente egipcio. Las posteriores dinastías serán solo un tenue reflejo del pasado esplendoroso. Solo algún destello circunstancial nos dará una falsa ilusión, pero la verdad es que ni los saitas, ni los faraones negros, ni los asirios y mucho menos los griegos lograron devolver a Egipto su gloria pasada.

Veamos ahora unos apuntes sobre la XXI y XXII dinastías.

En el año 19 de Ramsés XI (hacia 1080 a.C.), este soberano después de destituir a Amenhotep de su cargo de gran sacerdote de Amón en Karnak, nombró en su lugar a un general de su entera confianza llamado Herihor.

Poco tiempo después Herihor fue nombrado visir del Alto Egipto y virrey de Nubia. La debilidad del último de los Ramsés y la ambición de Herihor hicieron que se cumpliese la antigua aspiración del clero tebano: desplazar del poder a los faraones de Egipto. Herihor utilizó, en vida de Ramsés XI, el protocolo de los faraones de Egipto inscribiendo su nombre y títulos en un cartucho. De hecho, se estableció una especie de corregencia en la que el hombre fuerte fue Herihor. El año de su nombramiento, marcó lo que se llamó “Era del Renacimiento”, de este modo Herihor señalaba para el recuerdo su “ascensión al poder” con el inicio del año 1. En los documentos oficiales existieron, por lo tanto, dos fechas en paralelo: el año 19 de Ramsés correspondía al año 1 del Renacimiento.

Paralelamente a lo que ocurría en el Alto Egipto, en el Delta un visir perteneciente a la rama dinástica tradicional llamado Esmendes gobernaba el Bajo Egipto. Mientras, en Tebas, a la muerte de Herihor, éste transmitió sus cargos a su hijo Pianj (que dejó de inscribir su nombre en los cartuchos reales) y muerto Ramsés XI, el visir Esmendes se proclamó rey del Alto y del Bajo Egipto. Nubia se perdió definitivamente como país vasallo de Egipto.

Con la muerte de Ramsés XI termina la XX Dinastía y el Imperio Nuevo. La subida al trono de Esmendes marca el inicio de la XXI dinastía y lo que llamamos Tercer Periodo Intermedio. La nueva capital se estableció en Tanis ciudad de nueva planta en el delta Oriental.

La muerte de Esmende, cuya tumba no ha sido encontrada, le sucedió en el trono su hijo Psusenes quién para mantener el equilibrio del estado y controlar a la nueva dinastía sacerdotal de Tebas nombró a su hija Makare con el titulo de Divina Adoratriz y Esposa de Amón de Karnak. Este título sería llevado en el futuro por una de las hijas de cada faraón de la linea dinástica y su poseedora tenía que ser virgen, estratagema que pretendía evitar una segunda linea dinástica paralela a la de Tanis que habría empeorado más el dificil equilibrio de la conservación del estado. Cada Divina Adoratriz nombraba “en adopción” a su sucesora en el cargo. Psusenes restauró el templo de Amón en Tanis y le dotó de un nuevo muro.

En Tebas la dinastía de los grandes sacerdotes continuó ejerciendo el poder en el Alto Egipto, aunque reconociendo la soberanía de las “dos tierras” al faraón reinante en Tanis: Psusenes. Ocurrió que el hijo del gran sacerdote Pianj, llamado Pinedyem sucedió a su padre y se casó con Makare, hija legitima de Psusenes y Divina Adoratriz de Amón, con lo que adquirio plenos derechos en sus pretensiones al trono.

A este sacerdote-faraón todos lo conocemos por su gran estatua en la entrada del templo de Karnak, usurpada a Ramsés II.

Pinedyem I tenía en su mano todos los resortes del poder, el relgioso, el militar (como jefe del ejrcito del Alto Egipto) y el administrativo, pues era visir. Al parecer fue un hombre piadoso, pues fue bajo su mandato que las momias reales y las de los grandes sacerdotes, cuyas tumbas eran desde la XX dinastía sisytematicamente violadas, fueron reacondicionadas y escondidas en varios lugares de la zona de Deir-el-Bahari y en la tumba de Amenhotep II en el Valle de los Reyes. Todavía no se sabe con certeza si Pinedyem reinó realmente como faraón, pues mientras que en un bloque encontrado en Tanis se lee: ” El hijo de Re que tomó la corona roja y la corona blanca, el señor de los tronos Pnedyem, amado de Harakhty”, en una copa hallada en la tumba de Psusenes leemos: “Pinedyem …el que está en la tierra…”, que hace suponer que aún vivía mientras Psusenes había ya muerto y su momía enterrada dentro del recinto de Amón en Tanis. Es posible que hubiese habido una corregencia entre suegro y yerno pero las excavaciones de Tanis aún no han aclarado ese misterio.

Pinedjem le sucedió como gran sacerdote de Amón su hijo Mahasarte que murió poco después de ser entronizado como pontifice. Antes, no obstante, volvió a restaurar las momias que su padre había escondido, ya que habían sido nuevamente descubiertas y dañadas por los ladrones de tumbas. Hubo graves disturbios sociales en el Alto Egipto y el nuevo sucesor de Mahasarte, llamado Menkheperre, hijo también de Pinedjem, fue enviado al frente de las tropas para sofocar una rebelión. El pontificado de Menkheperre, como gran sacerdote de Amón, fue muy largo ya que duró por lo menos 48 años. Como lo prueban las inscripciones sobre la momia de Sety I, este rey-pontifice tuvo que restaurar nuevamente la momia del padre de Ramsés II, lo que prueba la debilidad del reino y la impunidad de los ladrones de la necrópolis real.

No sabemos los lazos de parentesco del nuevo faraón Amenemope y la familia de Psusenes pero fue enterrado en la tumba de este último en Tanis. A Amenope le sucedió Siamón que solo es conocido por sus obras arquitectónicas en Tanis, sobre todo en la ampliación del gran templo de Amón.

A Siamón le sucedió un rey llamado Psusenes II del que sólo sabemos que fué el último rey de la XXI dinastía. Mientras tanto en Tebas el pontificado de Amón en Karnak, estuvo ocupado sucesivamente por dos hijos de Menkheperre: Esmendes, que casi no sobrevivió a su padre, y Pinedyem II que fue contemporaneo del faraón Siamóm. Por último un sumo sacerdote llamado Psusenes, cierra la lista de los grandes sacerdotes tebanos de la línea iniciada por Herihor.

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